viernes, 29 de marzo de 2013

Y por eso rompimos.

Escrito por Daniel Handler e ilustrado por Maira Kalman. Alfaguara, 2013.

¿Recordáis esa chispa? ¿Esa, cuando os enamorasteis por primera vez, de adolescentes? ¿cuando encontrasteis a una persona deslumbrante, y fue recíproco, y de pronto el mundo se convirtió en un lugar maravilloso? Así se siente Min cuando conoce a Ed, la estrella del equipo de baloncesto, en la fiesta de cumpleaños de su amigo Al. Pero sabemos que no saldrá bien, porque hemos leído el título y  porque este libro es una larga carta que Min le escribe a Ed con motivo de su ruptura, cinco semanas después. A través de los objetos que llenan una caja, fetiches que fue atesorando en cada encuentro, Min le cuenta a Ed su versión de la historia, el deslumbramiento, las dudas al constatar que viven dos mundos diferentes: ella, obsesionada con el cine clásico, que se explica el mundo a sí misma a partir de referencias cinéfilas, y que quiere ser directora en el futuro, y él, cuya existencia parece girar alrededor de entrenamientos, partidos, cervezas con los amigos e historias de las mil exnovias que aún le rondan. Todos les dicen que no va a salir bien (y ya sabemos que no se equivocan) pero cómo resistirse a intentarlo.

Handler describe la magia, ese momento álgido en que la persona que quieres dice la frase adecuada y el mundo se vuelve perfecto. Cuenta cómo se perdonan los errores ajenos, esos detalles que provocan que a los amigos se les abran mucho los ojos aunque no digan nada. Habla mucho de la amistad, tan intensa como sólo puede ser a los dieciséis, esos amigos que respiran contigo y que son capaces de adelantarse a la frase que vas a decir. Está bien abordado el tema de la iniciación al sexo, sin excesos pero sin ocultar nada. Y aparece un personaje interesante, Joan, la hermana mayor de Ed, con la que Min establecerá un emotivo vínculo entre el cariño y la admiración. Pero Handler también nos habla de ese momento trágico en que todo se rompe, de ese dolor inconsolable, de la cicatriz.

Novela juvenil, con la intensidad con la que todo se vive de adolescente, me ha parecido entretenida y es fácil empatizar con la protagonista. Me gusta esa secuencia entre ilustración de un objeto (que Min observa en la caja) y rememoración del momento al que pertenece. Leo en internet que podía adquirirse por entregas para leerse en los móviles (el último episodio sale a la venta el 29 de marzo) y la página de facebook en castellano (creo por el lenguaje que debe ser sudamericana) tiene más de 13.000 amigos; pero no lo veo como uno de esos fenómenos de masas a los que estamos tan acostumbrados, de hecho, hasta ahora yo no había oído siquiera hablar de ella. Pero comprendo que funcione como folletín por entregas, al modo clásico.

2 comentarios:

  1. la adolescencia...¡qué tiempos aquellos! y qué diferente nos parecía la vida a lo que es. Y sin embargo seguimos manteniendo esa llama de ilusión. Es curiosa la manera ahora en que se venden los libros. Todavía soy demasiado tradicional en ese sentido. Saludos!!!

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  2. Mr. Thunderstruck, bienvenido a este pequeño rincón! Es verdad que la vida era muy diferente, entre otras cosas porque había una sobredosis de pasión que ahora nos provoca sonrisas y una pizquita de melancolía. Un abrazo, Iris.

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