viernes, 2 de marzo de 2012

Para siempre

Susanna Tamaro, Seix Barral, 2012.

Sí, Susanna Tamaro es la de Donde el corazón te lleve. Es como su apellido, aunque muchos (yo entre ellos) no habíamos leído nada de ella. Ahora saca novedad y era un buen momento para acercarme a su obra.

Para siempre es una novela de menos de 200 páginas en las que el protagonista nos cuenta dónde está y cómo ha llegado hasta allí. Matteo es un ermitaño, vive aislado en una montaña y acoge a aquellos que llegan hasta su puerta. Su soledad y sus respuestas filosóficas a algunos les desconciertan, a muchos les fascinan, a otros les enfadan. Matteo sufrió una tragedia que abrió un pozo en el suelo por el que empezó su caída: tristeza, decepción, alcohol, vergüenza, dolor... Un largo descenso antes de poder empezar a remontar. Todo en esta novela está salpicado de espiritualidad, se habla una y otra vez de la presencia (o ausencia) de Dios, de vida en la naturaleza, de la luz que ilumina cada ser vivo...

El principio me encantó. El ritmo sosegado, el personaje sabio que ha encontrado la dicha en la humildad y en trabajar la tierra para mantenerse. Pero cuando Matteo comienza a contarnos sus penas, uno no se imagina que va a suponer el 90% del libro. Yo me he cansado de tanta tristeza, no leo para sentir dolor. Y las reflexiones trascendentales me han resultado aburridas, porque es un discurso que ya he oído antes. Hacia el final, yo no he podido compartir la redención de Matteo, porque no he entendido sus motivos. Debo reconocer, eso sí, que el estilo me gusta, que con frecuencia construye frases que subrayaría, párrafos que merece la pena destacar:

En todos estos años, pensando en ti y escuchando las historias de la gente que llega hasta aquí, me he percatado de que no hay nada más difícil que caminar uno al lado del otro. ¿Te acuerdas de cuando íbamos juntos a la montaña? Salíamos juntos de buena gana y después, en un determinado momento, sin querer, caminaba por delante de ti. Aminoraba la marcha sólo cuando te oía gritar: 
-¡Estoy harta de hablar con tu espalda! -Entonces regresaba a tu lado, haciendo un gran esfuerzo para no alejarme nuevamente de ti-. Ve más despacio.... -me repetías continuamente.
-¿Qué quieres que haga si tengo las piernas más largas? -te respondía.

Ideal para aquellos que les gusten los textos de marcada reflexión espiritual o las penas más penas.... Yo no lo recomiendo.

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