jueves, 16 de septiembre de 2010

Come Reza Ama


Come Reza Ama, Elizabeth Gilbert, Suma de Letras, 2006
La primera y última vez que leí un libro de autoayuda prometí no volver a hacerlo. Aquel psicoanalista argentino me pareció un estafador, un parlanchín facilón que te recomienda ver el vaso medio lleno cuando todo te va mal. Muy bien señor, eso ya lo sé, ahora ayúdeme a resolver mi problema, que para eso escribe usted libros (y yo me dedico a venderlos). Un timo, en mi opinión y con perdón.
Pero el cine tiene su influencia, y después de ver el anuncio del próximo estreno de Come Reza Ama me apeteció leerlo antes de pagar mi entrada.
Y la pregunta ahora es: ¿Por qué es un libro de autoayuda y no una biografía, una novela romántica o una simple comedia americana? ¡Eso es lo que es!. Que del libro se pueden sacar ideas válidas…igual que de todo lo que vemos, leemos u oímos. Nada más.
Elizabeth Gilbert narra en primera persona cómo a partir de una debacle personal decide rehacer su vida mediante un año de viajes y búsquedas del bienestar. Italia (come), India (reza) e Indonesia (ama) son sus destinos. Es una mujer temerosa, derruida y angustiada, pero su locuacidad y su simpatía hacen que en cada uno de los lugares finalmente encuentre su sitio, una parcela en la que disfrutar y dejar de ser aquella mujer llorosa en el suelo del baño cada noche.
Quizá sea Italia la parte más romántica de su viaje, y no porque encuentre en amor (es aquí donde decide que también será un año de celibato), sino por el paisaje, los italianos, la comida, la luz y la energía mediterránea. Curiosamente es la “parada” más larga y la narración más extensa.
India me ha resultado más dura. No sólo porque allí se dedica al yoga y la meditación como únicas formas de vida mientras duerme hacinada en una especie de barracón. Sino porque se pierde constantemente en alusiones a una religión que desconozco y a una cultura demasiado lejana.
En Bali, por último, todo es mucho más relajado, más placentero y un poco acelerado (como si tuviera prisa por volver a Nueva York o por acabar el libro, o por ambas). Unas cuantas semanas en Indonesia visitando a un curandero desmemoriado, recorriendo caminos en bici y, finalmente, encontrando un amor de manual.
Exceptuando ciertas partes densas por su contenido en referencia a la historia del lugar o de la religión es un libro sencillo, entretenido, que lees con ganas de que Liz deje de sufrir (la sonrisa de Julia Roberts ayuda a que simpaticemos con la prota desde el principio). La clave de la “autoayuda” está, creo, en que todos podemos reconocernos en alguno de los aspectos que llevan a esta mujer a romper con todo y buscar la felicidad para sobrevivir. Pero, obviamente, no todos podemos viajar durante un año entero sin más preocupación que vivir.
¡Por cierto!: ¿quién ha elegido a Bardem para encarnar a un brasileño cincuentón?
Virginia

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